Pena

 

La lluvia cae, su manto me cubre,
los transeúntes son sombras que se quejan.
¿Qué será de mí? Hoy me toca el olvido.

El sol emerge, me consume el fuego,
ecos del ayer susurran una pena.
¿Qué será de mí? Hoy soy todo condena.

No sé si la vida es una huella en la arena,
no sé si la mañana es un sueño que despierta,
no estoy seguro si te lo dije: todos los días muero una vida.




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Tiempo

El universo se expande, en un movimiento tan sutil como inevitable, empujando hacia adelante el futuro, un futuro tan cercano que ya roza el borde de lo que llamamos "ahora". Pero en esa expansión, nos hemos disuelto, como una imagen que se desvanece a medida que avanza una mala película.

Pensamos que el futuro está por delante, a la espera de ser conquistado, pero ignoramos que ya formamos parte de un pasado lejano para la expansión cósmica, porque se mueve con una precisión indiferente a los pequeños destinos humanos; nada importa tus logros o tu fracasos, tu moral ni nada. Sus pasos son ligeros y, al mismo tiempo, infinitos.
El tiempo no avanza como lo entendemos (si es que entendemos algo), mas bien, corre en todas direcciones y, a la vez, en ninguna. Se estira y se comprime, se multiplica y se desvanece. No importa cuántos pasos demos, el tiempo siempre parece estar un paso atrás o adelante, jugando con las percepciones, desconociendo cualquier esfuerzo por alcanzarlo.
Cada estrella que nace, cada galaxia que se aleja, ya es un eco del futuro para el cosmos. Y, sin embargo, en mi mente, el futuro sigue siendo algo por venir, algo cercano y tangible. Pero el futuro nunca llega, porque cuando parece acercarse, ya se desvanece en otra dirección. Así, en un parpadeo, el universo avanza, y con él, el tiempo transcurre hasta que todo se detiene, en un punto de calma eterna.

Finalmente, dejaremos de formar parte de este viaje, estancados, por huellas que se desvanecen. El tiempo, al igual que el universo, seguirá su curso, pero sin nosotros. Ya no hay pasado, ya no hay futuro.





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Lo que dejó de ser, sin ser.

Cuando llegó, las calles de siempre lo recibieron con una quietud que nunca cambia. Los mismos edificios, el mismo polvo en el aire. Caminó hacia su casa, sabiendo que no era el mismo camino de antes, pero también que no había otro. La tierra, fértil como siempre, lo esperaba con brazos abiertos, aunque no de la manera en que lo había imaginado alguna vez. Puso la botella vacía junto al portón, sin saber por qué, y dio un paso hacia adentro. No había nada que buscar, pero al menos allí, en ese regreso, las huellas de lo perdido parecían menos visibles. Una vez adentro lo comprendió, la calma lo envolvió y lo que quedaba de él fue desapareciendo.






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Estampa

La estampa estaba firmemente adherida al sobre, cumpliendo su cometido con estoica tranquilidad. Guardaba, sin saberlo, secretos escritos por manos ansiosas: palabras de amor, rencores susurrados, quizás alguna despedida. Pero el sobre nunca fue abierto. Viajó de un lado a otro, pasó por manos indiferentes y bolsas de correo abarrotadas. Con cada traslado, la estampa acumulaba polvo de lugares que nunca vería más allá de su limitada perspectiva. Sin embargo, su misión continuaba, fija en el sobre, atenta a su destino. Cuando al fin regresó al remitente, el sobre estaba intacto, las palabras dentro, aprisionadas. Nadie sabría nunca qué decían aquellas líneas. La estampa, envejecida se fue despegando y como un testigo mudo de un mensaje que jamás llegó a ser escuchado, se perdió entre el polvo




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Zapato

Un zapato marrón, desgastado pero altivo, se detuvo en medio de una avenida inexistente y suspiró. "Ciudad, ¿qué eres?" murmuró, con un tono que sugería haber visto demasiado. Decidió caminar para averiguarlo, aunque su suela llevaba años jubilada.

Si la luna aparecía, avanzaba cojeando en zigzag, tarareando baladas que solo los objetos olvidados conocen. Si el sol lo vigilaba, marchaba en línea recta, sin discriminar entre grietas o charcos inexistentes.

En una esquina, se encontró con un zapato deportivo que corría en círculos por falta de brújula, o quizás de ángulos rectos "¿Tu kilometraje también está roto?" preguntó el zapato marrón. "Sí, pero sigo corriendo porque no sé detenerme", respondió el otro.

Juntos caminaron sin ingresos, sin destino y sin dignidad, hasta que se toparon con un semáforo que les habló en verso: "Cruzad, cruzad, sin mirar atrás, pero cuidado: la ciudad no existe si no la pisáis."

Y así siguieron, los dos zapatos, inventando calles para no perderse.



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Crossover

 Ella era un lady, toda coqueta con su forma de hablar,

el era  Verne perdido en la rusia imperial.

Ella venia de un choque en el norte sideral,

el no tenia nada, solo playa sol y mar


En un espacio pequeño

el fuego se descubrió

y fue asi que Prometeo

por un beso lo cambio.


Fueron el crossover mas fantástico del mundo

dos universos, en esta vida.

Y al final es el amor lo único que cuenta

es lo que dejamos en esta tierra.





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Domingos


Como lograr que la razón se calle,

como lograr que el corazón nos hable.

Como pedirte perdón algunas veces

y decirte que te amo para siempre.

Cuando el sol se cae

llega la oscuridad,

en ese silencio

te extraño.

Un domingo mas

triste en la ciudad

pero yo aquí siempre

Te espero.






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Trenes 1

El tren tiene un diseño caprichoso; aunque está sometido, como todos, a las reglas del tiempo, nos las muestra de una forma extraordinaria. Obsérvese que los asientos orientados hacia la dirección en la que se dirige el tren representan el futuro, el destino, lo desconocido. Allí están depositados nuestros sueños y anhelos, nuestras responsabilidades y, ¿por qué no?, también la certeza de que la muerte nos espera. En cambio, los asientos orientados en la dirección contraria sucumben a la nostalgia, los recuerdos y los abandonos. Representan el origen, es decir, el saber de dónde venimos y entender que, mientras nos alejamos, ya no somos los mismos, sino otro polizón.




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Trenes 2

En el tren, observo a través de las puertas que separan los vagones, y veo a una persona parada del otro lado, lo que despierta mi curiosidad sobre qué estará haciendo. Mientras el tren pasa por un túnel, la persona se da vuelta de repente con un rostro de horror, como si intentara advertirme de algo, pero enseguida su expresión cambia a resignación y esboza una risa burlona, dándose cuenta de que yo también soy un fantasma.




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Omega y alfa

No existe una idea estricta de alfa y omega, sino la de un infinito circular donde alfa y omega pueden estar en cualquier punto, porque todo se convierte en un segmento donde todo es principio y todo es final. El universo termina siendo como una rosca de Pascua que siempre choca con el mismo huevo.




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Abdul

 "Demasiado calor en esas tierras; Abdul parece no sentirlo o ya está pasado de rosca. Continúa trabajando cosiendo pelotas de fútbol. Tiene 11 años y desde los 5 contribuye a llevar el pan a la mesa de su familia. Abdul, como otros tantos, es analfabeto en cualquier idioma. A veces tiene curiosidad por saber otras cosas. Se pincha; es la tercera vez. Le duele, pero no hay tiempo. Termina de coser uno de los parches estampados que tiene grabado en un perfecto inglés: 'Merry Christmas'."














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Girando

Voy girando sin parar,
circulo a trazar
y mi corazón
en el medio está.

Voy cantando una canción,
una que habla de de amor
y ni cuenta me dí,
que en el bosque te perdí.

Sale el sol pero el calor no me saca,
el dolor que dejaste una mañana.
Sale el sol pero el calor no me saca,
el dolor que dejaste una mañana.

Arriba hay un robo. Un cordero con la piel de lobo.
Abajo la arritmia, es el diezmo que pela los codos.



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Divago

 

Sulfatos en incógnitas,
reservas poco amigas,
¿Donde caen las migas
cuando el pueblo tiene hambre?
¿Quién decide el desarme
cuando el botón arde?
Sendas promesas,
sendas peatonales,
sin semáforos ni ademanes,
de botones y almanaques,
donde la fecha transfiere
la capacidad de ser amables.

¿Cuándo terminará la comedia
de los días festivos?,
a sabiendas muero
por cazadores furtivos,
 en encomienda precisa
la muerte que pone prisa
a sus propios cultivos.

Y se apagará la luz
sin conocer respuesta;
al final de la cresta,
todos son meros mortales
que no suman, que no restan.

Caminando un largo trecho

hasta llegar a las capitales

donde el compromiso urge

por unas lindas navidades




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Dulce


Isabel Isabel
dulce como la miel
tu boca me derrite otra vez.
Si hoy te encuentras triste, se muy bien que te encontraré,
porque yo soy para ti porque  y vos sos para mi dulce Isabel

Isabel Isabel
súbete a un carrusel
das vueltas en mi cabeza otra vez.
No siempre será fácil, pero se que te encontraré.
Porque yo soy para ti porque vos sos para mi dulce Isabel

Y cuando tengo calor, vos tenes frio
y cuando llego mi amor, vos ya te has ido
como un barquito que navega en alta mar
buscan un puerto para poder amarra
nuestro destino


Isabel Isabel
dime lo que tu ves
tus ojos me enamoran otra vez.
En esta vida y en otra yo se muy bien que te encontraré
El que sol brilla por ti y vos brillas para mi.
Vos no te olvides de mi. Yo no me olvido de vos.
Porque yo soy para ti porque vos sos para mi dulce Isabel



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Bucle

Regresa a su departamento y encuentra la puerta entreabierta. Al entrar, se sorprende al ver algo inesperado y repentinamente se desmaya por un golpe. Al recobrar el conocimiento, yace en el suelo sin recordar qué ocurrió. Escucha la puerta abrirse nuevamente, se levanta rápidamente y toma un paraguas para defenderse. La puerta se abre y golpea a quien se asoma: es él mismo. Deja inconsciente al otro cuerpo dentro del departamento, cierra la puerta y decide buscar ayuda. Al explicar lo sucedido, nadie le cree. Entonces recuerda que en cualquier momento podría despertar su invitado y tendría que obtener respuestas de él. Regresa a su departamento y encuentra la puerta entreabierta. 



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Inevitable

Ni la nostalgia, ni las conquistas amorosas, ni los amigos de los sábados de asado detuvieron a la muerte, que con paso lento pero firme se guardó para si todos esos momentos y mas.




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Empatía

"La empatía es ponerse en los zapatos del otro", pensaba para sí mismo mientras se calzaba unos zapatos dos números más grandes para ilustrar la frase. Cuando los mafiosos fueron atendidos en la puerta, lo reconocieron por su calzado. Fue así como le obsequiaron unos zapatos hechos de concreto para caminar bajo el agua y así comprendiera lo que se siente no pagar las cuentas a tiempo.




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Lamentos de Orféo (lamentos de fantasma)

 Soy Orféo, un ser inmerso en la dualidad de la existencia, atrapado entre la luz y la sombra, entre la verdad y la ilusión. Me he encontrado vagando por el hades como buscando respuestas en los rincones más oscuros del alma.

En mi camino, he tropezado con la incertidumbre y la ambigüedad, preguntándome una y otra vez sobre el significado de mi propia presencia en este vasto infierno. ¿Quién soy realmente en medio de esta maraña de identidades fugaces y máscaras que ocultan mi verdadero ser? ¿Qué propósito sirve mi travesía, si es que hay alguno?

He luchado por algo que una vez creí importante, una pérdida que pesa como una losa sobre mi conciencia. Pero, ¿es la pérdida inevitablemente un vacío, o hay una ganancia oculta en el tejido de la renuncia? Me pregunto si dejar ir es en realidad un acto de liberación o simplemente una condena a la añoranza eterna.

A veces, me siento como un espectro en mi propia vida, una presencia insustancial que se desvanece en la bruma del tiempo. ¿Acaso mi existencia es tan efímera como el susurro del viento entre los árboles, o hay una substancia más profunda que yace oculta bajo la superficie de mi ser?

Quizás encontrar respuestas a estas preguntas sea como perseguir sombras en la oscuridad, un viaje interminable hacia lo desconocido. Pero en cada paso que doy, en cada pregunta que formulo, siento que me acerco un poco más a la verdad, esa esquiva y escurridiza verdad que se desliza entre mis dedos como agua cristalina.

Así que aquí sigo, navegando en el mar de la incertidumbre, buscando respuestas a lo que no hay, aferrándome a la esperanza de que algún momento, en algún lugar, encontraré la clave que desbloqueará los misterios de la muerte y me liberará de las cadenas que me atan al pasado. Pero hasta entonces, seguiré siendo Orféo, un viajero en busca de su propia verdad en este vasto y desconocido universo.






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Que es la luz?

En el fulgor de sus ojos, diviso un faro que me guía en el vasto mar de la incertidumbre. En su mirada hallé el amor más puro y genuino, un sendero sin igual que trasciende lo terrenal, si se me permite agregar.

En su presencia, encuentro la paz anhelada, como si el vaivén del mar me arrullara en sus brazos. Cada brisa parece susurrar su nombre, envolviéndome en un halo de serenidad y plenitud que había perdido en el laberinto de la miseria.

Cada momento compartido a su lado se torna en un tesoro inigualable en el rincón más íntimo de mi ser. En este viaje lleno de giros y revueltas, he descubierto el verdadero significado del amor en medio de los vaivenes de la existencia.

Y es que en esta sinfonía de la vida, dos almas errantes se encuentran y aprenden a amarse en la más profunda oscuridad. Eso es la luz.




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Por toda la ciudad

En un café, él la vio sentada, y supo en ese instante que ella sería el anhelo de su vida. Sin titubear, él entró, y aunque los detalles se desvanecen en su memoria, recuerda haberle recitado sus poemas con fervor. Ya sea que ese momento fuera real o no, su nombre quedó grabado en cada esquina de la ciudad. Desde un zaguan, un observador curioso lo miraba con recelo, mientras los caminos parecían abrirse ante él, intoxicado por el dulce néctar del azúcar. Sin importar la veracidad de aquel encuentro, su nombre resonaba en cada rincón urbano. Tomó su mano con determinación, ascendiendo juntos a un reino de ensueño. La besó con pasión, consciente y despierto, ansioso por confirmar su dicha. Sea real o no, su nombre seguirá grabado por toda la ciudad.




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Serafín Quesada señala


El celo de las Bacantes y su amor no correspondido, en lugar de desgarrador y cruel para Orfeo, fue más bien un acto liberador de la pena del músico. Las Ménades, afligidas con la historia, supieron ponerle fin a la desdicha de su amado. La acción, reprobada por los mitógrafos y poetas de segunda, alcanzó el más sublime acto de amor: el sacrificio. Un gesto final de amor y redención, liberando a Orfeo de su sufrimiento y uniéndolo con su amada en la muerte.



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Sombras y huracanes

 Como pasa el tiempo y los almanaques

son los que me dicen cuanto queda de viaje

en este camino todo el equipaje

se me fue perdiendo entre los parajes


Es un sol de otoño el que aquí se nota

va de punta en punta pero no me toca

sin embargo insiste y en la periferia

unos ojos tristes son los que me espera


Entre sombras tristes y los huracanes

luego de la calma son fantasmas errantes

y en un eco firme que de apoco asoma

es la noche oscura la que me arropa


y este ultimo verso será enarbolado

como un tibio beso sin ser recordado



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Cardenales

 En un mundo donde las gorgojos debatían filosofía y las comadrejas escribían poesía, un día, los cardenales comenzaron a iluminarse. Su despertar total de la conciencia fue tan repentino como el descubrimiento de que los espejos solo reflejan lo que queremos ver. Los cardenales, ahora sabios y más rojos que nunca, declararon: "¡Somos portadores de la verdad absoluta!"En ese momento, los clubes de bochas y afines, temblando como castillos de cartas en un huracán de confusión, se desmoronaron. Las comadrejas comenzaron a rezar a los cardenales, los gorgojos descubren el secreto de la alquimia en los reverso de las latas de atún. El caos, ordenado como siempre, se mezcla con risas impuras de los nostálgicos de la calle Melón Gil, mientras el universo abraza su nueva iluminación.



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Ambiciones

 En un laberinto de rosas mal pintadas, se alza majestuosa la figura de la ambición, con sus ojos luminosos y su seductora promesa de grandeza. Como un torrente se adentra en el corazón del hombre, encendiendo una llama, es la búsqueda incansable de logros y conquistas.

En su fragilidad y poder se despliega, como un abanico, en los pasos apresurados y corazones palpitantes de aquellos que se atreven.

Un eco lejano susurra en los oídos del anhelo, es el hambre insaciable que quiere alcanzar lo inalcanzable. Ahí su precio, exigiendo tributo por cada objetivo que se alcanza, no son más que la oscuridad y la renuncia.

En esa lucha se revela la complejidad del hombre, su dilema moral ante el tormento del ser, la dualidad del combustible y del veneno, donde los sabios serán humildes y los incautos ilusos. Así la ambición se convierte en un personaje en sí mismo, un protagonista capaz de desencadenar pasiones desenfrenadas y llevarnos a explorar los rincones más oscuros de la condición humana, perdiendonos así, en un laberinto de rosas mal pintadas.





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Espejo

En mi casa el espejo promete revelar la verdad en su máxima objetividad. Cada vez que me encuentro frente a él, me planteo la pregunta inquietante: ¿en realidad es así? Algunos podrían argumentar que la realidad es subjetiva, que se moldea según nuestras percepciones y deseos individuales, etc. En ese sentido, los espejos podrían ser considerados como una metáfora, reflejando cómo construimos nuestra propia realidad. Y se acabó el cuento.

Sin embargo, mientras observo mi reflejo en el espejo, no puedo evitar preguntarme si hay algo más allá de mi propia interpretación. ¿Existe una verdad objetiva que trascienda mi subjetividad y deseos personales? ¿O es acaso el espejo un testigo silencioso de mi propio autoengaño, mostrándome solo lo que quiero creer? Entonces el espejo ve algo mas y no me lo quiere mostrar, ya sea por capricho o como gesto paternal para conmigo.

En este debate filosófico, descubro que las respuestas son elusivas, irrisorias e incluso modestas. Tal vez el espejo sea simplemente eso: una herramienta, una ventana a través de la cual exploramos nuestra propia percepción y nos adentramos en los confines de nuestras emociones y sueños. Puede ser un catalizador para la introspección, desafiándonos a cuestionar nuestras convicciones y explorar diferentes perspectivas.

Aunque las respuestas pueden resultar esquivas, una cosa es segura: la relación entre nuestra percepción, nuestros deseos y la realidad es compleja y fascinante. En ese sentido, los espejos nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza misma de la verdad y a sumergirnos en el intrigante laberinto de nuestra propia existencia.

Así que, mientras sigo contemplando mi reflejo en ese espejo que promete tanto, pero cumple poco, continúo explorando las múltiples capas de la realidad, cuestionando y reconstruyendo mi percepción, consciente de que, al final, puede que la respuesta esté más cerca de lo que imagino, esperando a ser descubierta en el reflejo que yace ante mí.




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La silla (o suplantación por imposición)

Para aquel empleado renegado y perezoso, la empresa le tenia un obsequio especial: una silla, ergonómica e inteligente que se adaptaba fácilmente al usuario, Cuando la probó inmediatamente realizo unos ruiditos y se ajustó de acuerdo a la contextura física del empleado. Los días pasaron largos, densos y  entonces la silla se ponía en modo sillón relajante. Había días que el empleado quería irse lo mas pronto del trabajo y entonces la silla se ubicaba cerquita de la puerta de salida. Trascurrido un tiempo, el empleado llegó al trabajo para descubrir que la silla lo estaba esperando fuera de la empresa, entonces apareció un supervisor que lo invitó a sentarse, saludándolo con alegría. este le comentó que no hacia falta que volviera al trabajo, que alguien mas había ocupado su puesto. Despidiéndose afectuosamente le deseó la mejor de las suertes, que se llevara la silla anunciándole  y que la misma seria descontada de su liquidación final.



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Acecho

Rebenques de siluetas a media noche

irrumpen llanos y misteriosos, 

son la comitiva de los los fracasos de turno.

Son la memoria que castiga sin decoro

son el rincón detrás de un mueble costoso

en un cuarto parcialmente iluminado

esperando llevarse algo de mi otra vez.




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Calavera


Calavera no chilla,

optaste por no sentarte en esa silla.

Calavera no canta,

y todo para traernos a otro chanta.

Puros sueños de arcilla como falsa canilla,

se han hecho añicos al girar la perilla,

es el perfume que espanta

como un gol que se queda en la garganta.

Con el cuento de la redención,

los bolsillos buscan al final el perdón.

Somos hijos de, somos hijos del rigor,

pura salitre y manchas de iodo, al por mayor.

Estamos acostumbrados

a estar en el barrio de los menos iluminados



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Mosquetero

Como rocas apiladas que buscan
contacto con el agua
y convergen en la calma

Como átomos que explotan en el cosmos
que nos muestran como somos
gajos de una mandarina

Varias caras en la moneda queriendo
caer en el pozo de los deseos
y dejar de ser un cero
calzarnos bien la ropa.
para ser un mosquetero

Como globos inflados con helio
subimos hasta el cielo
evitando pinchaduras

Barcos van y vienen en el día
con la caja que no lía
y con varias quemaduras

Varias caras en la moneda queriendo
caer en el pozo de los deseos
y dejar de ser un cero
calzarnos bien la ropa.
para ser un mosquetero.




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La transmutación isobárica de las biromes

 Fuertes algoritmos y alguna que otra sinapsis onírica  hizo que, al vendedor de biromes, se le llenaran los bolsillos de preguntas. Con su laboriosa argumentación y su parsimonia logra que los oyentes se enfoquen en una sola cosa: la fe en las biromes. Nos promete que serán eternas infalibles y hasta piadosas, nos sumerge en teorías que no siguen lógica pero que nos fascinan. Estas descienden de una larga tradición de biromes, cada una de ellas profetizó algo que en su momento fue tendencia,  hoy solo son rumores.  El no tiene nada, solo sus biromes y un ideal genuino, ya que alguna vez él fue un cliente que las compro  continuando la  transmutación isobárica de las biromes, de creyente a vendedor.



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