La silla (o suplantación por imposición)

Para aquel empleado renegado y perezoso, la empresa le tenia un obsequio especial: una silla, ergonómica e inteligente que se adaptaba fácilmente al usuario, Cuando la probó inmediatamente realizo unos ruiditos y se ajustó de acuerdo a la contextura física del empleado. Los días pasaron largos, densos y  entonces la silla se ponía en modo sillón relajante. Había días que el empleado quería irse lo mas pronto del trabajo y entonces la silla se ubicaba cerquita de la puerta de salida. Trascurrido un tiempo, el empleado llegó al trabajo para descubrir que la silla lo estaba esperando fuera de la empresa, entonces apareció un supervisor que lo invitó a sentarse, saludándolo con alegría. este le comentó que no hacia falta que volviera al trabajo, que alguien mas había ocupado su puesto. Despidiéndose afectuosamente le deseó la mejor de las suertes, que se llevara la silla anunciándole  y que la misma seria descontada de su liquidación final.