El antropófago de Cebil Redondo

 Hay una antigua creencia que dicta que si alguna persona pierde por accidente fatal o casual uno o mas de sus miembros el cuerpo desaparece pero su espectro queda aun en su unidad.

Ahí es cuando aparece este personaje: el antropófago de Cebil Redondo, antes hechicero y mucho antes quinielero. Se alimenta de miembros fantasmales, ya sea una mano, una pierna o incluso partes menos agraciadas al comentario. Para la victima todo es desazón, perder un pedazo de alma es como perderlo todo.

Suele encontrárselo en las reuniones de veteranos, hospitales y hospicios. El modus operandi es simple se acerca a las victima y se lleva el fragmento deseado, sale corriendo como la bestia que es y en algún rincón se dispone a la degustación.

De forma irónica, esos fragmentos de almas van devorando a la suya dejándolo sin humanidad, si la había, perdiendo los sueños que alguna vez tuvo.

El antropófago de Cebil Redondo es finalmente, una alegoría de todo lo que dejamos atrás por decisión o por extravío. Alejándonos de lo que éramos para convertirnos en otra cosa.