Emilio Cardona 4
Los hechos volvían, cobraban vida. Estaban ahí, palpables.
-Tiene dinero?-dijo un hombre en un bar.
-El dinero no es problema- aplaco con desdén Cardona.-Usted cumpla, yo pago.-
-deme un par de semanas entonces-culmino el hombre.
-Hace cuanto de esta situación?- inquirió Malabia con cierta malicia. Tenia una sospecha.
-Hace un par de semanas- confirmo Cardona.
El doctor se relamía en su triunfo.
-Buenas jefe- era el mismo bar quizás la misma hora.
-si,si- replico Emilio.-Y?-.
Con Solemnidad el detective privado prosiguió con un: "ella le es infiel". fue casi un susurro, pero asesto un terrible golpe en Cardona.
-mire amigo el amor es un maldito concepto para gente como nosotros, es una porqueria que nos lleva a la eterna injuria y al dolor sin mesura. Nos revela su amargura y nos convierte en seres mucho mas desagradables de lo que somos en realidad-. Olvídese de ella.- intento tranquilizarlo el detective.
-Callese, digame...digame quien es.-increpo Cardona.
El detective volcó las fotos sobre la mesa del bar, dijo algo al oído de Cardona, saludo con lastima y se fue sin cobrar un peso por su trabajo.
Malabia contenía la respiración.
-El otro es usted-. Habia dicho el detective.
-Tiene dinero?-dijo un hombre en un bar.
-El dinero no es problema- aplaco con desdén Cardona.-Usted cumpla, yo pago.-
-deme un par de semanas entonces-culmino el hombre.
-Hace cuanto de esta situación?- inquirió Malabia con cierta malicia. Tenia una sospecha.
-Hace un par de semanas- confirmo Cardona.
El doctor se relamía en su triunfo.
-Buenas jefe- era el mismo bar quizás la misma hora.
-si,si- replico Emilio.-Y?-.
Con Solemnidad el detective privado prosiguió con un: "ella le es infiel". fue casi un susurro, pero asesto un terrible golpe en Cardona.
-mire amigo el amor es un maldito concepto para gente como nosotros, es una porqueria que nos lleva a la eterna injuria y al dolor sin mesura. Nos revela su amargura y nos convierte en seres mucho mas desagradables de lo que somos en realidad-. Olvídese de ella.- intento tranquilizarlo el detective.
-Callese, digame...digame quien es.-increpo Cardona.
El detective volcó las fotos sobre la mesa del bar, dijo algo al oído de Cardona, saludo con lastima y se fue sin cobrar un peso por su trabajo.
Malabia contenía la respiración.
-El otro es usted-. Habia dicho el detective.