Emilio Cardona 2
-Buenas doctor- dijo, con un halo de amargura en sus palabras.
El doctor Malabia, medico psicoanalista de brillante carrera, etc. ..nunca se sorprendía de nada. Hasta ese día.
-Se equivoca... su turno...
-Este es mi turno- interrumpió Cardona mirándolo a los ojos. Era su costumbre mirar fijamente a los ojos como si buscara algo mas.
-Perdóneme si no lo entiendo- acuso el doctor.
-Escúcheme y entenderá- sentencio Cardona con parquedad notoria.
La situación siguió con un silencio de ultratumba que podría haber durado una eternidad de no ser por la curiosidad del doctor Malabia.-Hable-dijo.
La gran contextura física de Emilio contrastaba con el diminuto cojín, el pequeño diván y con el corto doctor, podría decirse que estaba incomodo, aun así, estaba preparado para desmenuzar su alma.
El doctor Malabia, medico psicoanalista de brillante carrera, etc. ..nunca se sorprendía de nada. Hasta ese día.
-Se equivoca... su turno...
-Este es mi turno- interrumpió Cardona mirándolo a los ojos. Era su costumbre mirar fijamente a los ojos como si buscara algo mas.
-Perdóneme si no lo entiendo- acuso el doctor.
-Escúcheme y entenderá- sentencio Cardona con parquedad notoria.
La situación siguió con un silencio de ultratumba que podría haber durado una eternidad de no ser por la curiosidad del doctor Malabia.-Hable-dijo.
La gran contextura física de Emilio contrastaba con el diminuto cojín, el pequeño diván y con el corto doctor, podría decirse que estaba incomodo, aun así, estaba preparado para desmenuzar su alma.