Javier Petruchi

Se dirigía hacia la casa de su amada y por alguna razón sabia que ya no era el mismo. Para llegar tuvo que tomar diversos colectivos en donde la  reputación de sus paradas no es del agrado popular y sus destinos aun más dudosos, fue allí donde tuvo la fatal revelación. Petruchi nunca había leído nada, cree que los libros son manuales de adoctrinamiento solventados por marcas comerciales con el fin de vender más. Quizás tenga algo de verdad. Uno de esos libros lo tenía una vieja y los ojos de Javier se posaron allí, no en la vieja, en el libro. Se trataba sobre la prudencia gastronómica y de formulas matemáticas para racionalizar la papa, exactamente leyó la frase “no coma mayonesa si su procedencia es desconocida. Semejante mensaje hizo que a  Petruchi se le abriera un nuevo misterio, llamemoslo un chakra. Como un elegido, un adelantado sentía que su misión era la de concienciar al mundo occipital ( llegar a la corteza misma de los cerebros). nada podría detenerlo, pero el colectivo, para no perder la costumbre frena de golpe y Javier Petruchi vuelve a lo concreto. Ya en la calle se acomoda el peinado, camina 3 pasos y consulta el reloj: 8pm.