Promesa

Venia de confundirme con la gente en una de esas diagonales que no valen la pena nombrar queriendo recluirme en mi mundo. Atrás quedaron pasillos, escaleras y acreedores, en mi puerta su figura. Su presencia se multiplicaba y de ese modo yo dejaba de ser el mismo. La perfección hecha paciencia y el dueño del circo me engrosaba con detalles. Los algoritmos se sucedieron al pie de la letra y logre arrancar un tal vez, pero el cronida la alejo de la periferia y con ella partió su promesa.
Creí estar acribillado, pero a mi alrededor no había rastro de herida alguna. Gane la calle luego de salir de mi mundo y me confundí con la gente en una de esas diagonales que no valen la pena nombrar.


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