Lamedvavnik

Jose era el hombre mas querido del pueblo por ser justo, amable y alegre con todos. Cierto día llega un extranjero, Jose lo acobija en su casa. El extranjero, culto en ciertos temas, se sorprendió de la amabilidad de Jose y le narro la historia de los 36 lamedvavniks, aquellos anónimos hombres intachables que impartían justicia por la vida  y que gracias a ellos Elohim no descargaba su ira antisodomatica contra el mundo.
Jose interrumpió el relato y se hecho a reír, dijo que ningún hombre puede alcanzar ese grado de justo ante los ojos de Dios. Se hacia tarde, el extranjero también se durmió. Con el alba  retomo su viaje, pocos pasos fueron los que  dio para encontrarse con un tumulto de gente y con el cadáver de Jose. Solo el extranjero supo lo que paso.